martes, 24 de septiembre de 2013

ARAÑANDO EL TIEMPO

Si estoy aprendiendo algo con mi hija es que hoy, no es igual que ayer ni será como mañana. Cada día aprenden cosas y si no estás ahí, (no físicamente sino de corazón) no verás sus progresos. Unos días será atreverse a bajar del bordillo con seguridad. Otros intentar pronunciar frases con miedo a que no la entienda. Esto ha hecho que me replantee los minutos que paso con ella.   

Está creciendo muy deprisa. No soy la mejor madre del mundo ni le dedico el 100% de mi tiempo libre. Reconozco que le pongo la tele de vez en cuando para poder descansar y leer un rato o simplemente lavarme el pelo. Pero cada vez intento que ese tiempo sea mínimo porqué a la que te despistas ya te has perdido algo.  

Nosotras pasamos mucho tiempo juntas en el tren. A mí me gusta sacar mi ebook y sumergirme dentro de la novela. Hasta ahora he tenido suerte porqué se dormía casi todo el trayecto de ida y cuando ya estaba despierta, guardaba el libro y la cogía en bracitos. A la vuelta, como nos habíamos añorado mucho tras 8h de separación, cogía un cuento y le iba señalando las cosas para que aprendiera las palabras. Era nuestro momento "mama-hija".  

Pero este curso que acabamos de empezar, no tiene ganas de dormir. Lógico, tras 10 horas de sueño... La primera semana de cole le daba una libreta y colores y yo me abría mi libro. Pero a las dos paradas, ella ya estaba aburrida y quería jugar conmigo. Al principio me dio rabia. ¡¡Que estoy en mi momento de relax del día!! Pero cuando pienso que el año que viene no va a venir conmigo en el tren, me entra una añoranza increíble y solo deseo alargar estos momentos. Así que he decidido que se acabó el libro. Será para las noches o para cuando esté dormida, que será casi nunca. Vamos a convertir el tiempo del tren en tiempo de calidad para las dos. Jugamos con su muñeca, cantamos canciones aunque desafinemos y le explico una y otra vez su cuento favorito de la semana. Por las tardes... seguiremos con la rutina que inculcamos el año pasado y que como he podido comprobar da muy buen resultado: a aprender vocabulario con todo lo que vemos desde la ventana y a través de sus libros.  

¿Pero sabéis cual es el mejor momento "mama-hija" del tren? Cuando coge su manita y me acaricia la cara para acercársela y llenarme de besos. Esto me hace pensar que no lo debo estar haciendo tan mal, ¿verdad?  

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