A ver, no me
malinterpretéis. Me encanta la lluvia. Sentarme en la terraza con una taza de
té caliente y ver como cae la lluvia, sin mojarme, como en los anuncios. Contar
los segundos que van entre el relámpago y el trueno. O pasear bien cogidita del
brazo en buena compañía compartiendo paraguas. Todo esto es muy bonito.
Pero cuando te
cae un diluvio universal y tienes que arrastrar un cochecito por unas calles
tan estrechas que el paraguas abierto no cabe, para que os hagáis una idea de
las proporciones de la acera... entonces ya no es tan divertido.
La niña
lloriqueando por qué no le gusta ir dentro del plástico (ya no cuela eso de
decirle que va en una nave espacial, o que lo hago por su bien, para que no se
resfríe....). Tu mojándote de arriba a abajo porqué es materialmente imposible
llevar el paraguas en la posición adecuada al mismo tiempo que empujas 23kg
hacia adelante en subida procurando que no se baje ni una rueda de la acera. Y
mientras, vas notando como de rodillas para abajo estás calada hasta los
huesos. Sólo se está salvando el pelo y parte del cuerpo.
Y entonces
llegas al puente. Qué bien! Ahora sí que puedo usar el paraguas ya que ahora
caben dos personas de lado. Y como lleva media hora lloviendo la calle está
súper encharcada y al igual que tu ahora puedes caminar más deprisa... los
coches también se alivian de poder correr más aunque en ciudad esté prohibido.
Y viene el XXXX de turno a toda pastilla
y te ducha. Eso sí, luego te levanta la mano y te dice: ¡Perdón! y tú piensas
"XXXX" (mejor no lo escribiremos). Conclusión, que ya te has duchado
de arriba a abajo. Porque claro, el agua ha entrado por debajo del paraguas, no
por encima... Y cabreada no miras donde pones los pies y ... toma charco! Agua
hasta los tobillos. Y cara de cabreo doble.
Total que
después de dejar a la niña en la guarde te repiensas si irte de compras antes
de ir al trabajo. Pero eso implicaría llegar tarde. Así que, a costa de coger
un gripazo, te presentas chorreando en la oficina simplemente para fichar y que
conste en el expediente que has llegado puntual, para luego encerrarte en el
lavabo. El primer paso es quitarse las bambas y los calcetines. Porque ya lo
dicen: lo importante es llevar los pies calientes! Después de escurrir los
calcetines, veo que soy incapaz de ponérmelos. Necesitan varias horas de
secado. Y las bambas, ojalá haya suerte y no se hayan de tirar porqué madre mía
pobrecitas como están. Y son nuevas de hace 15 días!!
Por suerte tengo
compañeras que les gusta estar perfectas en todo momento y en sus taquillas
guardan no solo el kit de maquillaje sino también el difusor para que los rizos
estén perfectos 5 minutos antes de que las recoja la pareja. Así que ya me
veis, descalza y muerta de frio, intentando secar un poco todo. Y todo es todo.
Bueno vale, decidí que no valía la pena secar los calcetines, pero el resto...
a pasar por el chorro de calor: camiseta, tejanos y... las bambas. La camiseta
enseguida estuvo lista. De hecho había sufrido poco. Los tejanos, tocó pasar
frio toda la mañana de rodillas para abajo (pero no fui la única, la mayoría de
mis compañeros estaban igual...). Pero las bambas... imposible secarlas. Cogí
rollo de cocina y me hice unas plantillas, las cuales tuve que ir cambiando
cada hora ya que se empapaban. Pero era eso o ir todo el día con la planta de
los pies chorreando.... Suerte que una de mis compañeras, viendo mis sucesivos
viajes al baño y pensando que tenía descomposición... me preguntó que me pasaba
y se ingenió la solución: dos bolsas de plástico de estas para el bocadillo que
se han inventado ahora. Una para cada pie y listo!. La bamba seguiría mojada
pero mis pies no notarían absolutamente nada! (aunque a esas alturas yo creo
que ya no notaba nada de rodillas para abajo). Muchas gracias por tu idea
Evita!!
Y así pasamos el
día. Por cierto, si os preguntáis que hice con los calcetines, os diré que los
puse encima de la torreta del PC. Además de servirme de estufita ese día me los
dejó bastante secos!!
Ayer indicaron
por la TV que hoy volvía a ser un día de fuertes lluvias. Así que hoy ya he
salido más previsora de casa. Chubasquero de plástico aunque estemos a 25ºC
para ir cubierta de arriba a abajo, pase el coche que pase y llueva lo que
llueva, y en el bolso unos zapatos con calcetines de recambio para cuando
llegue al trabajo poder cambiarme. ¿Y cuánto ha llovido??? Una ligera llovizna,
vamos que nada. Que no me he molestado ni en abrir el paraguas. Eso sí, la niña
sí que iba súper contenta con sus botas y chubasquero a pesar de la calor que
hacía, cantando dentro de su burbuja.
Conclusión: que hoy hemos llegado al tren chorreando pero no de lluvia
sino de sudor.
Feliz día lluvioso desde mi ventana :-)
La imagen idílica de un día de lluvia está bien, pero cuando tienes que lidiar con un día de lluvia a lo grande mientras se cumplen las obligaciones cotidianas la cosa cambia, si encima las previsiones cambian entonces ya es un desastre, yo también he tenido días de esos cambiados por hacerle caso al hombre del tiempo.
ResponderEliminarSaludos¡¡¡