martes, 10 de enero de 2012

ESTRES EN NAVIDAD

Año nuevo, propósito nuevo. A ver si consigo escribir al menos una entrada al mes en este blog. Una a la semana estaría mejor pero cuando trabajas y tienes un bebe, tienes tan poco tiempo libre, que lo prefieres gastar durmiendo y recuperando fuerzas.

Es curioso como nuestra perspectiva de una fiesta como la Navidad puede cambiar solo con el hecho de tener un hijo. De hecho, si tenemos la suerte de estar embarazadas en Navidad, ese año también puede ser muy especial si todo a nuestro alrededor está tranquilo. La familia te mima un montón, vas por las calles paseando tranquilamente con una sonrisa de oreja a oreja viendo las lucecitas e imaginándote que la Navidad siguiente tu bebé alucinara cuando vea la decoración navideña. Además puedes comer un poco más de la cuenta que con el peso que llevas ganado, nadie lo notará. Eso si, como te des un atracón al mediodía, los ardores de estómago no te dejaran vivir esa tarde! Pero no pasa nada por coger una neula más o un bombón de chocolate.  

Y llega la feliz primera Navidad. Lo que tendrían que ser unos días tranquilos en familia, disfrutando de vacaciones quien las tenga, se convierten en un ajetreo total. Que si hemos de comprar regalos, pensar donde comemos cada día, con quien se queda el bebe si la guardería está cerrada por vacaciones, hacerle una foto con Papa Noel o el rey de turno. Y también hemos de buscar en la agenda un hueco para ir a ver lucecitas, que seguro le encantarán. Y como no, la cabalgata de reyes. Aparte el día 31 a ver si conseguimos darle una uva con las doce campanadas. Y falta organizar la cena de Navidad con los amigos o compañeros de trabajo con amigo invisible incluido. Estrés Total.

Al final, pasas de las colas para hacerle la maldita foto entregando la carta, las luces no las disfruta porqué se pasa el tiempo durmiendo en su cochecito, no tienes ganas de comer fuera de casa por todo lo que implica: coger comida, pañales, cremita, juguetes, ropa de recambio,... Aparte, si no comes en casa, olvídate de la siestecita que nos pegamos todos después de la papilla de frutas. Total que llega el día 31 y estas que te mueres de sueño a las 10 de la noche y te vas a dormir sin escuchar las campanadas. Eso si, como el bebe no perdona, de madrugada tocará despertarse para darle su primer desayuno del día y del año. Menos mal que la cabalgata la aguantó bastante bien, pero si llega a ser un poco más larga... la liamos! Fue acabar el desfile, meterla en su cochecito de nuevo y a los 2 minutos ya estaba durmiendo. Angelita!  

Decidido. El año que viene, pasamos de todo el mundo y nos vamos a nuestro rollo. De hecho estamos pensando en desaparecer del mapa literalmente por unos días. Así no habrán comidas de compromiso ni corridas con el coche para recoger regalos por todas las casas. Que las vacaciones son para disfrutarlas y no para tener ganas de volver al trabajo y con ello a la normalidad de nuestra vida.

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