jueves, 13 de febrero de 2014

APRENDIENDO A HABLAR

Desde siempre me han dicho que mi hija habla mucho para su edad. De hecho en la revisión de los 3-4 meses, se lo comenté a la pediatra que ya decía mama y me dijo que yo soñaba. Suerte que cuando le pusieron la aguja empezó a llamarme a gritos" mama, mama". Y es que como yo no paro de hablar, algo de mí se le tenía que pegar a mi peque.

Tengo amigas con hijos más mayores y siempre me contaban que la hora de ir a dormir, era la hora del cuento. Aprovechaban, y les leían unas cuantas páginas para que fueran aprendiendo a hablar. Pero nosotras llegábamos a casa tan reventadas que si no se dormía en la cena, se dormía cambiándole la ropita así que... la hora del cuento antes de dormir era inexistente. Y a mí me preocupaba ser una mala madre por no leerle a la hora de dormir... Así que tuve que buscarme una alternativa.

A la que empezó a aguantar despierta el ratito de tren de casa al cole y del cole a casa, decidí comprarle libritos pequeños, de estos que venden en los chinos. (Vale, la mayoría los compró mi papi, su yayo). Y cada semana íbamos cogiendo uno diferente. Animales, Colores, Opuestos, Números y Granja. Nos hicimos con los 5 de la colección. La temática era lo de menos. Ella sólo veía los dibujos. Recuerdo estos primeros meses después de la baja maternal, que íbamos con dos niños que tenían entre 2 y 3 años y que me hacían mucho caso. Querían que les explicara lo que salía en los dibujos y en cambio a mi hija lo que le gustaba era pasar las páginas de cartón, morder las esquinas y apretar los ojos saltones de plástico de la portada. Pero llegó un día, en que cuando les pregunté a los niños donde estaban los pececitos, ella me los señaló. No sabía hablar, pero ya me entendía!

A estos libros, le siguieron unos libritos de pocas páginas que incluían 3 cuentos clásicos cada uno en versión súper reducida, pero como me daba la impresión que no se enteraba de la historia, empezaba explicándola para acabar describiendo todo lo que se veía en la escena. Y un día mi prima le regaló el cuento de Peter Pan versión bebes. (Sí, sí, pone "versión para bebes"). Y le encantó. (De hecho, 9 meses después sigue queriendo que se lo lea toooodas las semanas!,) Lógicamente, en un momento de la historia le expliqué que el cocodrilo se había comido la mano del capitán Garfio (Hook) y mi sorpresa fue unos días después cuando me dijo: "capita hu no te ma. Menjat cucuril". (Traduciendo, el capitán hook/Garfio no tiene mano. Se la ha comido el cocodrilo". Me quedé alucinada.  ¡Entendía la historia y sabía explicármela! Después de esto ya vendría "sirena cua peix" la sirena tiene cola de pez. (No, no cambiamos a la Sirenita, es que en la Isla de Nunca Jamás hay sirenas...) Y otras cosas que habían por el libro. Que contenta estaba: ya podía explicarle cuentos y que ella los entendiera! Pero tampoco os paséis porqué el otro día escogió en la biblioteca el Mago de Oz y... creo que no ha entendido nada! Y es que claro, explicarle que una casa sale volando por el aire, aun, pero cuando le dije que la casa había aplastado a una bruja mala y que la bruja buena, que no es un hada, que es una bruja, que ya lo sé, pero que las brujas no siempre son malas aunque la de la bella durmiente lo sea, le había regalado a Dorothy unos zapatos mágicos, va y me suelta. ¿Y Totó?  ... Y es que no deja de tener 2 años! Y ella con lo único que se había quedado es que había un perrito que jugaba con Dorothy y que se llamaba Totó.


Yo creo que a veces infravaloramos a nuestros peques. Se enteran de más cosas de las que parece. Lo importante no es que les expliquemos el cuento A o el B. Lo importante es que les contemos algo, aunque sea lo que vemos por la ventana. Que hablemos, que estemos un ratito por ellos y si nos apetece, les contemos un cuento, ni que sea inventado. Eso sí, os aviso. Como le guste mucho uno... acabareis odiándolo de tantas veces que lo leeréis el mismo día! Suerte que existen las bibliotecas para ir cambiando. ¿Los habéis llevado alguna vez a la sección infantil de una biblioteca? Dejarlos jugar cogiendo y dejando cuentos. Y como recompensa si se portan bien, llevaros uno a casa. Os lo recomiendo. Se lo pasarán genial!.

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