Llega
un día en la vida de nuestros peques en que los dientes de leche
empiezan a moverse para dar paso a los dientes definitivos. Ellos
están encantados de la vida porque por fin, el Ratoncito Pérez les
visitará y les dejará un detallito debajo de la almohada. El tema
viene cuando te preguntan: mama, ¿por qué a mí me visita el
ratoncito Pérez y a la Peppa Pig el hada de los dientes? O si ven
dibujos en francés, "La petite Sourire" o el Toppolino en
Italia, o si vienen de Sudamérica el ratón de los dientes,....
El
otro día cayó en mis manos un cuento muy breve, obsequio de la
marca dentífrica Lacer, el cual se titulaba: "el ratoncito
Pérez y sus amigos" y lo he encontrado muy acertado. De forma
resumida, la historia narra cómo al Ratoncito Pérez se le ocurre la
idea de hacer regalitos a los niños cada vez que se les cae un
diente y se lo cuenta a sus amigos de otros países. Y así todos los
niños del mundo tienen un obsequio ese día tan especial. Me pareció
muy bonito la verdad. Ahora que estamos en un mundo global y en clase
se juntan niños de distintos países y culturas, que alguien haya
tenido la idea de escribir un cuento que englobe esta fantasía es
todo un acierto.
Otro
problema viene cuando entre los peques se preguntan que les ha dejado
dicho ratoncito. En mi época, a mí me dejaban una moneda para
comprarme lo que quisiera durante el finde, que por lo general era un
cuento de segunda mano en el Mercat de Sant Antoni de Barcelona. Pero
hoy en día dejan videoconsolas o hasta unos skies nuevos!! ¿No nos
estamos pasando? Los estamos educando en una sociedad demasiado
enfocada al consumismo. Yo soy de la opinión que menos es más. Un
buen regalo en una fecha concreta, hace más bien a los niños que
mil regalos buenos durante todo el año. Ya tenemos Papa Noel, Reyes
y Cumpleaños para malcriarlos durante el año. Dejemos que el
Ratoncito Pérez, que tiene que venir a veces muuuchas veces el mismo
año, regrese a su papel original.
¿No
os parece?
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