lunes, 5 de marzo de 2012

LAS PRIMERAS SEPARACIONES DEL BEBE

Desde el momento en que sabemos que estamos embarazadas, sabemos que somos un 2 en 1. Nunca estamos solas, nuestro futuro bebé nos acompaña a todas partes. Después, tras su nacimiento, está con nosotras a todas horas. Sólo nos separamos para ir al baño, ducharnos, y siempre lo dejamos a buen recaudo. Además son solo 5 minutos y si se pone a llorar, enseguida está mamá aquí.

Pero ay, algún día toca separarse un poco más. Mi primera vez fue casi acabando la cuarentena. Necesitaba ropa 2 tallas más grande que la mía ya que todavía tenía la barriga hinchada y algunos kilitos de más... Estábamos en pleno verano y solo tenía 2 pantalones largos premamá. Necesitaba algún vestido, unas bermuditas... Y mi marido me dijo que fuera sola, que nada de llevarme a la niña, que tenía que ir sabiendo delegar en él. Al principio todo fue bien, iba mirando tiendas, probándome cosas en el probador sin el stress de pensar que la niña se podía despertar y querer comer,... Pero a la que tuve mi compra hecha, me entró una ansiedad como si me faltara algo. Claro, ¡me faltaba mi bebe!. ¿Y quién lo va a cuidar mejor que yo? Y en pocos minutos estaba en casa con ella en bracitos llorando. Hice todo el camino de vuelta corriendo. A mi favor se ha de decir que todavía tenía las hormonas descontroladas...

Las siguientes separaciones, fueron mejor. Mamá ya podía dejar con papá a su retoño. Ya podía ir al médico y tardar una hora, a comprar el pan, a buscar un libro a la biblio,...  Pero ay, a la que tocó ir a la guarde a inscribirla, me entró algo por dentro. Mi marido había hecho la preinscripción en febrero, 3 meses antes de que naciera, por miedo a quedarnos sin plaza. Ahora estábamos en julio y tocaba formalizar los plazos. Fuimos los dos solos. Aunque la dejamos sólo menos de una hora en casa de mi madre, se me hizo una hora larguiiiisima. Además, fue la 1º vez que me planteé si valía la pena volver a trabajar. Que porqué no me quedaba en casa con el bebe. Lo habíamos discutido con mi marido y yo quería volver a mi trabajo, más con la situación de crisis actual.  

Unos meses después, casi ya acabando la baja maternal sumada a las vacaciones, hicimos nuestra primera salida como pareja. Fuimos al cine a ver Tintín. Dejamos a la niña llorando en casa de mi suegra. Cuando llegamos al cine llamamos y todavía se la oía llorar de fondo. Si no llega a ser porqué mi marido insistió, me hubiera vuelto corriendo a encerrarla entre mis bracitos. No pude concentrarme para nada en la peli, por mucho que lo intenté, sólo pensaba en mi angelito y su cara llena de lagrimotes.

Pero la separación más dura, no es cualquiera de estas. Es la de la guardería. Te lo cuentan las otras madres, amigas y compañeras de trabajo, gimnasio,... Pero dices, que va, a mi no me va a pasar. Yo no lloraré. Y patapum. Llega el día X. Ya hace unos días que estas tontina porqué se acerca y lo estas pasando muy mal. Solo de pensar en esa separación, ya se te come algo por dentro. Pero es lo mejor. Se tiene que volver al trabajo y alguien ha de cuidar del retoño. Una recomendación: no empecéis el mismo día a trabajar y la guardería. Ese día, que sea para vosotras. Y empezad al menos una semana antes. L o de empezar de forma paulatina, como te explican en la guarde, no está pensado en el bebe sino en las mamis... que son las que peor lo pasamos.

De casa a la guarde, tenemos media hora en transporte público. Yo creo que me pasé la media hora llorando. Intenté calmarme antes de entrar en la guarde, pero cuando la dejé en los bracitos de su nueva profesora, no pude más y me convertí en un manantial. Y miran que me lo habían dicho, y redicho. Pero nada, soy como el resto de mis amigas, no he podido ser más fuerte que ellas. Hasta que no llegué a casa de mi madre y me abrazó, no se me pasó. Iba por la calle sonámbula, me faltaba mi bebe. Sólo tenía 17 semanas. Lo había dejado llorando en la guardería y no podía hacer como el día del cine, llamar cada poco rato a ver como estaba...A cambio llamó mi madre y le dijeron que si bien al principio lo pasó muy mal, mi peque en seguida se quedó durmiendo. Ese día estuvimos separadas 6 horas. Y se me hicieron larguiiiiiiiiiiiisimas.

Unos días después, la volví a llevar a la guarde, esta vez solo 3 horas, y fue algo mejor. Al menos ella no se quedó llorando. Y al poco empecé yo a entrar en la rutina de ir a la guarde y salir pitando para el trabajo y se acabaron las tonterías. Además que ves que se queda súper a gusto allí, que no llora, reconoce a las profesoras y te sientes súper tranquila. En definitiva, ves que la están cuidando bien.

 Ahora tiene 9 meses y a la que le empiezan a afectar las separaciones es a ella. Está empezando la época en que ya no quiere que la coja nadie en brazos salvo los papas, no quiere quedarse en la guarde si no la coge su "señu",... Pero bueno, tiempo al tiempo y seguro que pronto lo superará. Como todos los bebes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario