martes, 30 de abril de 2013

INCIVISMO EN EL TREN

Hoy nos ha pasado una cosa increíble en el tren (pero que por desgracia se repite mínimo una vez a la semana).  

Nos hemos subido, as usual, en el último vagón en la zona reservada para cochecitos y bicis. Como lo cogemos en la primera parada, no solemos tener problemas para coger sitio ya que, a pesar de salir lleno de la estación, cuando nos ven con los carritos ya nos ceden un asiento a las mamis. Hasta aquí todo normal. 

En la siguiente parada, a unos 5 minutos, se sube una amiga que también va con cochecito. Por lo general aprovechamos el viaje hasta la ciudad para ir dándole el desayuno a nuestros retoños, peinarlos y algún que otro día que vamos mal de tiempo... vestirlos.  

Pues bien,  cuando hemos llegado a la parada, se sube mi amiga como siempre y se levanta de los asientos reservados un chico que llevaba una bici, momento que ha aprovechado una mujer de mediana edad para venir corriendo literalmente y coger el asiento, mientras mi amiga batallaba con las ruedas para entrar el cochecito en el vagón. Nos hemos quedado todos de piedra. Mi amiga amablemente le dice "perdona, ¿puedo?" Y la otra que no abre la boca. Nos ponemos a comentar todos en voz alta la jugada para que la señora nos oiga y reaccione. Igual es que no se ha dado cuenta... Como va con su pañuelito en la cabeza, y cargada con bolsas .... Ni se inmuta, Entonces ya no he podido más y le empiezo "Ei señora, si usted,  perdone pero este chico de la bici se ha levantado para poder dejar sentar a esta madre con su bebe. ¿Le importaría levantarse?". 

¿Os podéis creer que no ha dicho ni mu? Me aguantaba la mirada, sin pestañear ni cambiar la vista, dejaba que le hablara pero como si lo estuviera haciendo con una pared. Y cuando he acabado mi discurso, pasa de mí y se acomoda más en la silla. El resto de asientos estaban ocupados por otras mamis con bebes/niños en brazos así que no hemos podido cederle el asiento a nuestra amiga. Cuando me he bajado media hora después, la señora seguía mirándome sin inmutarse. Y lógicamente, seguía bien sentadita en su silla. Me habría encantado agarrarla del brazo y hacerle abandonar ese asiento. Se ha de ser una HDSMGMP (poned la palabra que queráis) para comportarse así. Y luego dicen que tenemos manía a los inmigrantes. Pero es que algunos se lo ganan a pulso.  

Y luego vas otro día a coger el tren, te subes a medio camino, ves los 4 asientos reservados ocupados por gente que no los necesita y te vas directamente a atacar a la chica marroquí para que te ceda su asiento. Y es cuando ves cómo se levanta con dificultad porqué su barriga indica que el embarazo está llegando a su fin y decides que ese día te tocará ir de pie porqué las otras 3 personas, a pesar de ser de aquí, tampoco se levantaran para cederte tu asiento. Están muy cansadas, e incluso algunos cuando ven que te subes, apoyan la cabeza en el cristal y cierran los ojos. "Peque, hoy no hay bracitos. Toca ir media horita atada a tu silla".  

Suerte que no todos los días son así y a la vuelta, casi siempre encuentro a alguien que nos cede el asiento. Aunque con el tiempo, he hecho algo que no hice cuando estaba embarazada y necesitaba un asiento: tocar a la persona en el hombro, despertarla si hace falta, y pedirle por favor que me deje sentar en la zona reservada para carritos.

1 comentario:

  1. Muchisimas gracias Mama Pata!

    hoy mismo me pongo con las respuestas en cuanto llegue a casa y te las paso :-)

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